jueves, julio 27, 2006

Respiro

Es el deseo de ver tu cara
acompañándome esta noche,
la estrella que guía al viajero
indicándole el norte.

Extraño la calidez
de tu amorosa intensidad
así como la natural fuerza de tu espíritu
que llena mi aire de ternura.

Te has vuelto para mí
el premio a un día pesado,
el auténtico respiro
en 24 horas de hastío.

Si nada te cuesta dibujar
la última sonrisa de la noche en mis labios
te pido, ayúdame a olvidar
esta profunda soledad que estoy sintiendo.

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La Pluma Que No Quiso Escribir Un Domingo

Hoy no escribo, no tengo ganas
me niego a tomar esta pluma entre mis dedos.

Irónicamente,
pesa demasiado esta tarde.

Debe ser porque es domingo,
no me agradan los domingos.

Será porque se asoma el ajetreo del lunes
y tampoco me gustan los lunes.

En fin, es domingo
día de misas, de locales cerrados
y calles algo desiertas.
Peor ahora que es invierno
y la lluvia que moja hasta los huesos
amenaza con gripe y dolor de cuerpo.

Pero no me duele el cuerpo,
sólo está algo dormido y mi cabeza embotada.

Me causa pereza siquiera el pensar en pensar
algo interesante, digno de escribirse.

Mis ideas se diluyen en el sonido de la lluvia,
abandonándome sin pedir permiso.

Es domingo, rayos!
que inoportuno,
nada bueno se puede escribir un domingo
y en esta tarde aletargada de día santo,
este lápiz bic que se las da de pluma
pesa toneladas para estos dedos flojos.

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Al Borde del Abismo

En mí, una rabia que no entiendo
o tal vez si,
quizás demasiado conocida.
Estoy destinada a sentir
que me torno cada vez más invisible.
Ya no quiero seguir mendigando cariño,
sé que no valgo tan poco
aunque opines lo contrario.

Crees que puedes aún manejar mis pasos,
como si alguna vez lo hubieses hecho,
es como si no te dieras cuenta
que mi alma es y siempre ha sido libre,
indómita a tu afán de someterme a tus caprichos
risueña, ante tus tontas órdenes y exigencias.

Hoy me miras con una ternura
que siempre anhelé ver
y que discretamente amenaza con alcanzar otros afectos,
mas sé que el momento es tristemente efímero, mediocre
la vaguedad de un recuerdo
una vez que te despidas, me des la espalda y te alejes
y no es suficiente
para mí...

...Para mí,
que no le temo a los riesgos,
al apostar o al perder,
que acostumbro caminar al borde del abismo
donde se nubla mi razón,
que busco en la vehemencia de las grandes olas
y en la fuerza de la brisa que roza mi cara
toda la intensidad del Universo...

Quisiera poder encontrar
todas las respuestas
en todas y cada una de las cosas.

Esta obsesión
por adivinar el secreto originario,
que sea capaz de explicarme
la esencia de todo aquello que me importa,
-incluyéndote-
no hace sino revivir
una y mil veces
la angustia de mi carácter siempre impetuoso...
y nada es suficiente…
para mí.

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Eclipse

Dos caminos que se cruzan
en el punto medio del destino incierto
como el Sol y la Luna,
que en una maratón sin pausa
jamás se han sonreído en una mirada;
así es como siempre te busqué
así es como mis ojos
siempre quisieron sonreírte.

Pero el Universo,
al observar el eterno desencuentro,
un día se detuvo
y me regaló el instante para alcanzarte.

Entre Plutón y Mercurio te encontré
estabas cosechando versos,
esas palabras que sembraste en tu corazón
por si las necesitabas algún día.

Cosechabas versos y yo flores
en aquella estepa azul,
donde no se distinguía el cielo del prado
éramos nosotros y el sol.

Me ofreciste tu mano cual si fuera el mundo
y me aferré a tus dedos largos y torpes
como un niño a su madre
porque eres para mí el mundo entero,
todo lo que aún no descubro
y más.

Sacaste entonces de tu ramo de poemas
un verso para regalarme,
y con delicadeza la pusiste en mi pelo enmarañado
en un compromiso sin palabras.

El rubor de mis mejillas
agradeció tu ternura
y aceptó la ofrenda
y sin más, en mi pecho
juré amarte para siempre.

Madre luna, padre sol
ya no hay más días sin astros
ni noches sin resplandor
desde que el Universo se detuvo
caminamos juntos, tú y yo.

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