sábado, octubre 22, 2005

Laberintos

Quién logra comprender tu semblante afligido,
si tampoco haces un intento
por entender las delicadas señales
que mi profunda intimidad te está regalando,
ni el enorme esfuerzo que significa
el rozar tu mano con la mía
en una casualidad que no existe.

El encierro tiene dimensiones inimaginadas,
pasadizos secretos que sólo tú has recorrido,
laberintos que dejaron de ser complicados
para ser ahora tu hogar;
es así que el retorno a la realidad de la que has estado huyendo,
se hace extenuante y forzoso,
quisieras permanecer para siempre, en ese intrincado lugar de soledad.

No sabes cuánto me duele tu silencio
¿Acaso no te das cuenta
cómo el pecho se me oprime?
si conocieras el natural poder que tienes en mí
sé que dejarías de lado tu dolor
con tal de evitar el mío
porque no hay nada más opuesto al egoísmo, que tú.

Detengo mi atención...
en aquella arruga que nace de tu frente
cada vez que algo te atormenta o te persigue,
entonces me decido a jugar una última carta
para que me develen tus ojos,
la razón de esa amargura infinita
que nos mantiene separadas.

Me rehuyes con la vista cual témpano de hielo
y con un sutil gesto de rabia
suavemente me apartas,
como marcando tu espacio,
para devolverte luego
a la quietud de ese mundo distante
cuya entrada me has negado.
Creative Commons License
Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.

No hay comentarios.: